30 de abril de 2013

Viva la artesanía y el "hanmade"

Hoy es el día del trabajo y es fiesta para todos. Bueno, algunos no notamos la diferencia, porque estar en paro tiene algunas cosas buenas, y otras malas, y una de ellas es que no coges los días de fiesta a deseo. Es como si te gusta mucho el chocolate, y todos los días te pegas un "jartón" que dicen los de mi tierra. Pues el día de la Feria del Chocolate, no tiene gracia por que tú ya lo comes todos los días. Que algunos lo ven como una ventaja, pero ya os digo que tanto chocolate, empacha. Que me voy del tema, que siempre me pasa lo mismo, tanto explicarlo todo. El caso es que como es el día del trabajo y del trabajador, voy a aprovechar para recomendaros una página de productos hanmade, que es un término que me encanta porque suena muy inglés y como todo lo inglés, muy cool. Que viene a ser lo mismo que hecho a mano, pero dicho con otro aire. Normalmente no suelo recomendar ni páginas ni otros blogs, pero como este es mi espacio y dice mi hermana "tú siempre haces lo que te da la real gana", voy a innovar. 

A Malule y su página Las Cositas de Malule, la encontré por casualidad en la red y quedé totalmente enamorada de lo que hace. Y el que me conozca y vea sus productos, enseguida entenderá el porqué. Tiene una sección para bebés que es una auténtica pasada y las telas y estampados que usa son de escándalo. De momento la sección de bebés ha quedado en la lista de futuros deseos pero me atreví a hacerle un pedido para mi, y darme un caprichito. Desde el primer contacto con la artista, sus consejos, las explicaciones, su infinita paciencia con mis dudas y peticiones, la rapidez en tenerlo listo, la presentación y los detalles, y sobre todo, el producto final, todo es increíble. Soy lo que se llama, una cliente satisfecha 100%. Y ya que se ha portado tan bien, y se ha extralimitado en sus funciones, me veo en la obligación de recomendarla y que todos podáis disfrutar del maravilloso mundo de Malule. 

http://www.lascositasdemalule.com/

Ya podían aprender muchas empresas y tiendas a pie de calle de esta nueva generación de artesanas (costureras, cocineras, reposteras, pintoras, carpinteras y decoradoras) y de su manera de hacer y atender a la gente. Yo de momento, me he dejado de tanto chino y centro comercial y he vuelto al pequeño comercio y a la artesanía. Lástima que me haya cogido en vacas flacas si no a esta pobre le había vaciado el almacén de productos con estampados de gatos y búhos.

Pues eso, que viva el día del trabajo, y de las trabajadoras con imaginación y creatividad. Y para los parados, disfrutemos del chocolate como si mañana nos lo fueran a quitar, estoy segura de que luego, lo echaremos de menos...

23 de abril de 2013

De médicos, enfermeras y salas de espera

Qué mejor día para que Clarita os cuente una aventura que el Día del Libro, para mi uno de los más bonitos del año. Vamos a celebrarlo como mejor podemos hacerlo, yo escribiendo, vosotros leyendo. 

La semana pasada me tocaban pruebas médicas. En la revisión anual de, como diría mi abuela, los médicos de las mujeres, resulta que la imagen que debían obtener de ciertas partes de mi cuerpo no eran nítidas. ¿Por qué? Pues porque el aparato en cuestión estaba algo estropeado. Y el médico determinó en vez de pedir que el aparato fuera arreglado/sustituido, que me iba a mandar otras tres pruebas diferentes, para compensar. Que digo yo que nos iba a salir más caro el collar que el galgo, pero como no soy médico, me callo y obedezco. 

La semana pasada fui a la primera de ellas. Un TAC. Así, tú te imaginas que te meten en una máquina que suena, al rato te sacan y ya está hecho el TAC. Ya empezamos mal porque me dijeron que fuera en ayunas y tenía la cita a la 1 de la tarde. Pero bueno, ayuné. A las 9 de la mañana llaman a mi marido para "por favor que Clara se venga una hora antes para darle exfjdkajndahe oral y que pregunte por Laura cuándo llegue". Cómo consiguieron el teléfono de mi marido en vez de llamarme a mi es todavía un misterio sin resolver. Llego una hora antes, muertita de hambre porque desde que estoy en paro no hay día que me salte el desayuno, que algo bueno debía tener. Pregunto por Laura y me dice la que me atiende: "Ah, sí, la Chispi, sigue este pasillo y a mano derecha en la sala TAC 2 está la Chispi". A mano derecha no, a mano izquierda amiga. Dos vueltas nos costó encontrar la sala y a la Chispi. 

Sale la Chispi a atenderme. Muy simpática pero la Chispi me llega por debajo del sobaco y noto que no estamos en igualdad de condiciones. La Chispi me dice que me tengo que beber una cosa, que si soy alérgica al yodo. Yo le digo a la Chispi que no lo sé, que en principio no soy alérgica a ningún medicamento. La Chispi me dice que es muy importante que no sea alérgica al yodo, porque es lo que me van a dar. Le digo a la Chispi que sigo sin saberlo, que no me he hecho nunca esa prueba, pero que yo cuando me doy con betadine no me da reacción, que si con eso le vale. La Chispi insiste en que al ponerme el yodo intravenoso puedo tener problemas graves si soy alérgica. Le digo a la Chispi que voy a sentarme porque con lo del tema intravenoso me he mareado...

Así, en ayunas, sin preparación psicológica ni nada, mi TAC se convierte en una prueba de contraste, en la que tengo que tomar yodo oral e inyectado para que se me vean los órganos y en la que tengo que firmar consentimientos de esos que si te mueres ellos se lavan las manos. La Chispi va a por la enfermera porque me ha entrado mucho calor y me estoy mareando allí sentada en aquella sala de espera. La enfermera sale, me pregunta lo mismo, y le relato mis mismos argumentos, que a mi el betadine no me hace daño pero que no le puedo decir más. La enfermera sentencia: "bueno, tú tranquila que si te da una reacción fuerte al tener puesta la vía te metemos urbasón rápido y ya está". Toma ya. Mi madre dice: "hija por lo menos si te pasa algo, estamos en un hospital". Gracias enfermera, gracias mamá, pero la Chispi ahora mismo me cae infinitamente mejor que vosotras. 

Firmo, no sin antes preguntar si están seguras de que me tengo que hacer esa prueba, a ver si se han equivocado de paciente y yo voy a un TAC de esos sencillitos. No, no se han equivocado. Me traen una jarra y un vaso de plástico y que beba, que tengo 45 minutos para acabar con todo el líquido. Y no me voy a extender en los detalles, pero podían ponerle al yodo oral sabor a frutas del bosque o a maracuyá, porque vaya ratito que pasé ... encima en ayunas. 

Una hora después sale la Chispi a por mi. Que me quite la ropa interior y me tumbe en un aparato que parece sacado de la NASA. Me tumbo, me quedo muy quieta. Llega la enfermera, le caigo bien porque le ha hecho gracia lo del betadine, y me dice que me va a poner la vía. Y pienso yo, a ver si tienes suerte, porque mis venas van por libre y no me lo suelen poner fácil. Efectivamente, me aprieta con una goma el brazo que pienso que me está haciendo un torniquete y que voy a morir de dolor. Ahora el izquierdo, ahora el derecho. Al ratito la vena se deja hacer y me enchufan al yodo. Me explica que es una sensación muy fuerte y repentina, que voy a sentir mucho calor, escozor y la boca con sabor metálico. Yo respiro y le digo que estoy lista, que no se preocupe. Y la prueba empieza. 

La Chispi y la enfermera se van de la habitación y me dicen que me quede muy quieta. Aquello empieza a sonar como la antigua lavadora de mi madre y cierro los ojos para concentrarme y no moverme. Pero no siento nada de calor, ni escozor ni nada. Cuando llevo 10 minutos en la máquina del espacio, estoy a punto de levantar la mano para preguntarles si le han dado al botón del yodo, que yo no siento nada. En ese momento me da como un calorcillo en la cara y pienso "será esto". A los pocos segundos la Chispi llega a desenchufarme y me dice que lo he hecho estupendamente, que no me he movido nada. A punto estoy de pedirle una piruleta.

Me fui a casa con la orden de beber mucho líquido para expulsar todo lo tóxico que estaba dentro de mi cuerpo. Pero a ninguna de las dos, ni a la Chispi ni a la enfermera, se les ocurrió preguntarme en ningún momento, si por casualidad, tenía alergia al marisco, que por lo visto está relacionado con el yodo. Adivinad quién acabo en urgencias esa misma tarde porque sí, es alérgica al marisco ... Pero esa es otra historia para otro post, y otro día. 

¡FELIZ DÍA DEL LIBRO A TODOS! 

4 de abril de 2013

Madrugón. Segunda parte

Hacerse escritora al estilo Agatha Christie no tiene mucha gracia si luego os quedo mes y medio sin contaros como seguía la historia. Así que dos días después retomamos donde nos habíamos quedado. Os recuerdo que estaba café en mano y madrugando (y la razón de que para mi las nueve de la mañana sea un madrugón está explicada en la primera parte). Visualizarme: ordenador, café y AnaRosa de fondo. Que la verdad es que no sé muy bien para qué pongo la televisión por las mañanas, porque casi nunca atiendo a qué dicen, pero debe ser una costumbre como la de poner la radio, es algo que hace ruido, ahí de fondo y que me da compañía. El 90% de las veces no sé ni de qué hablan. Pero hoy hay algo que me hace levantar la vista. Es justo ahí cuando el karma decide recompensarme por el esfuerzo, y aparece él. 

Sinceramente no puedo decir que me llamó la atención. Probablemente que estaban hablando de un libro con tremendo éxito. Conectan en directo con el autor para la entrevista. Normalito. Joven, de unos treinta años. Muy nervioso. Le veo un punto un pelín soso al chico y pienso "vaya empanamiento ...¿y este ha escrito un libro? ... andaaaaaa queeeeee".  Así, dejándome caer en la e. Presto más atención. Hablan de la crisis y el paro. Conecto el resto de las neuronas que el café me está haciendo efecto y ... descubro el regalo del martes por la mañana. 

Javier López Menacho es un chico de Cádiz, efectivamente treinteañero (tengo buen ojo), que toda la vida ha sido escritor pero como tantos ha guardado miles de historias en un cajón, sin que nadie le reconociera su mérito. O al menos no como para vivir de ello. Como otros tantos jóvenes preparados, la crisis lo ha zarandeado hasta dejarle dolorido, en un año 2012 que seguro tuvo más sombras que sonrisas. A través de la literatura ha exorcizado sus experiencias en trabajos de lo más originales y peor pagados. De ahí el título de su primera novela: "Yo, precario". Y el tipo se ha hecho famoso. Y el libro va por la segunda edición. 

Investigo más, me parece un chico valiente. Sé lo dura que es la crisis. La conozco de cerca. Se sienta a comer con nosotros todos los días, y hay noches incluso, que parece que se nos metiera en la cama. Cuatro en casa y ni un trabajo. Encuentro la web del libro y empiezo a leer y de pronto Javier, me termina de ganar del todo:

"Tengo casi treinta años y siento que me han robado la esencia. Tiene que ver con el trabajo. En algún momento interioricé que sólo es hombre quien trabaja y puede hacerse cargo de sí mismo. Yo no tengo trabajo estable y ni siquiera he aprendido a cuidar de mí. Mi único activo es no poseer nada. No tengo hipoteca, no tengo familiares a mi cargo, no tengo coche, no tengo piso, no tengo trabajo".

A estas alturas se me están cayendo unos lagrimones como puños. También es verdad que yo lloro hasta con el anuncio de la CocaCola (o con ese de McDonalds del día del padre, hay que ver que son emocionantes). Pero el tipo escribe genial, y sabe transmitir las emociones a través de unas pocas palabras. Pocas, pero certeras. Yo también tengo treinta años. Me he emocionado porque yo sé lo qué es no tener nada. Lloro porque yo también escribo, y porque me da rabia que no se me haya ocurrido esa idea antes, y no ser Javier. Lloro por no ser valiente, por no darle a Clara forma de novela y por no sentarme de una vez por todas a escribir. Lloro porque quiero escribir y ganar el premio Planeta y no lo voy a ganar. O sí. Eso también es emocionante y también me hace llorar. Lloro porque ya experimento el bloqueo del escritor con la obra que más me está costando y no acabo de cerrar. Lloro porque antes mi vida era genial, y ahora, como Javier, siento que me han robado mi esencia. Y lo peor, es que no sé dónde buscarla. Seguramente lloro porque a mi con la empatía se me suele ir la mano y ahora vivo la crisis del genial escritor, la mía, la de mi marido y la del vecino del quinto. 

Ya estáis viendo lo que me dan de sí las cuatro lágrimas que suelto con el descubrimiento. Que no os vayáis a creer que aquello se convirtió en un llanto desesperado, que no que no, que fue la emoción del momento. Así que hoy me he ido al Corte Inglés y me he comprado el único ejemplar que quedaba. He pagado bien a gusto los 16 euros que costaba aún a sabiendas que me lo voy a leer de una sentada y que para los que no tenemos nada, 16 euros dan para mucho. Pero ni me lo he pensado. Porque Javier es un escritor, y de los buenos y lo merece. Pero además, es un valiente. Y lo admiro y envidio a partes iguales. 

De mayor, quiero ser cómo tú. Porque después de la emoción y la empatía, han venido las risas y la esperanza. Solo espero que me perdones por la primera impresión que me has dado. Seguramente ha sido culpa del madrugón, de AnaRosa o del café que estaba poco cargado ... 

Recomendable 100%. Gracias karma, si te portas todos los días así, te prometo que voy a madrugar hasta los domingos.

2 de abril de 2013

Madrugón (I)

Hoy he hecho el titánico esfuerzo de levantarme temprano. A las nueve en punto de la mañana ya estaba café en mano. ¡Ohhhh! pensaréis algunos, ¡a las nueve de la mañana, a esas horas en las que algunos llevamos un buen rato en el mundo! (no sé si se detecta la ironía en vuestras palabras. Creo que sí). Pues os informo a todos aquellos que os atrevéis a considerar que las nueve no son ni mucho menos una hora escandalosa para madrugar, que para mi, lo es. Y para otros muchos que como yo se levantan y no tienen absolutamente nada qué hacer, más que sentarse frente al ordenador a recorrer portales de empleo, blogs de orientación profesional, hacer la cama, darle de comer a Pou y cosas por el estilo. 

A mi no me ha gustado nunca madrugar. Jamás de los jamases. Recuerdo ser pequeñita y despertar con una leve "piquiña" en la garganta y pensar: "¡¡Bieeeen, estoy malaaa, y puedo dormir un rato másss!!". Así de masoca soy con tal de dormir hasta tarde. Pero me levanto temprano con más o menos esfuerzo cuándo tengo algo que hacer. Y desde que todos en casa estamos en paro, hacer algo (lo que sea) se ha convertido en toda una aventura. Hay gente que me dice: "pero bueno, levántate, coge una rutina y así seguro que aunque solo sea por satisfacción personal, te vas a sentir mejor". Toma ya. Satisfacción personal. Sentirse bien. Y se quedan tan a gusto. Y con lo de la rutina ya ni os cuento ...

Es como lo del deporte. Mi padre está muy orgulloso de mi cuando voy al gimnasio o salgo a caminar algunos kilómetros. Siempre me dice: "Qué bien chiqui, ¿a qué te sientes muy bien después?".Y yo ya no se lo digo por no decepcionar al pobre hombre, que aún a mis 30 años de sedentarismo total se ilusiona cuando hago un movimiento más de lo normal. Pero me gustaría decirle "No papá, no me siento nada bien. Es más, después de las palizas en el gimnasio o del aburrido paseo de la tarde, me siento cansada, he sudado, me duele la espalda y solo pienso maldita la hora en la que pensé que mi cuerpo me lo agradecería, y no lo hace". Pero pobre padre, no se lo merece, y solo me río y cambio de tema (aunque creo que como mi padre es listo, a veces lo intuye). Así que sigo haciendo esfuerzos deportivos aunque no me reporten a corto plazo satisfacción de ningún tipo. Por si acaso. Menos el yoga. Ese no me lo toque nadie. Pero esa historia se merece una reflexión aparte. 

Ya se me fue el hilo. Cómo me liáis. Si es que tengo que explicaros todo desde el principio de los tiempos y claro, se me acaba el post y no puedo contaros a lo que venía. El caso es que a las nueve estaba ya en marcha y café en mano (volvemos al segundo renglón) y me he sentado a revisar correo, portales de empleo y facebook (facebook lo último, por supuesto). Y como desde el principio de los tiempos, he puesto de fondo a AnaRosa, que es una cosa de supermaruja a la que no pienso renunciar nunca. Y el karma, por portarme bien y levantarme temprano, hoy sí que me ha hecho un regalo. Qué digo un regalo, un regalazo ...

¿Pero sabéis qué pasa? Que las reglas de la escritura en internet me dicen que a estas alturas ya estaréis cansados de leerme y darle al scroll del ratón. Que probablemente hacer rato que hayáis perdido el interés y estéis pensando "la pesada esta como se enrolla y no nos cuenta nada". No os torturo más. Ya me callo. Pero tendréis que esperar a la segunda entrega de este post para saber qué es eso tan emocionante que me ha pasado esta mañana ...

...Continuará ...

PD. No me digáis que como escritora de intriga a lo Agatha Christie no tengo precio.