6 de mayo de 2009

Y el mundo ... no se paró

8.00. Últimos retoques, pelo en su sitio, ropa cómoda y dni en la mano. Tengo mis ranitas de Salamanca en el bolsillo, me acompañaron durante 4 años de carrera y hoy se merecen una oportunidad. Llaves, móvil. Respira hondo. Salimos de casa.

8.30. El examinador no mide dos metros, ni esta cubierto de pelo, ni tiene ojos y lengua de serpiente, como yo esperaba. Resulta que es un hombre totalmente normal. Me siento a su lado, tiesa como una vela, respirando hondo. En esta ocasión me toca hacerlo la segunda. No estoy nerviosa, pero no muevo un músculo.

9.00. Cambio de conductoras. Asiento. Embrague y freno. Primera y salimos. Mi primer examen de conducir acaba de empezar. Y solo comenzará a torcerse 5 minutos después, cuando la voz grave de mi espalda me indica un desvío que jamás en la vida he tomado, es más, que jamás en la vida ha tomado nadie que yo conozca. Diría que eso no estaba ahí ayer. Voy a ciegas, no tengo ni la más remota idea de a donde vamos, y eso es lo peor que le puede pasar a una novata. Pero no voy nerviosa, lo he hecho más o menos. El maldito desvío lleva a la autovía, mi mayor punto débil. Me juro a mi misma que no lo voy a hacer mal, pero lo hago, claro. Si llevo 20 prácticas saliendo mal de la autovía, ¿cómo coño hoy me ha dado por pensar que saldría bien? Y la incorporación a la carretera no es mejor, ¿de dónde leches sale tanto tráfico? si no me ha mandado parar, es que todavía hay esperanza, ya casi estamos cerca, aguanta un poco, solo una rotonda más ...

9.10. Y puedo decir exactamente cual fue el momento en el que suspendí el examen: "Aparque cuando pueda". Ains, eso es que tengo una oportunidad ... Marcha atrás, embrague, freno ... el puto coche no se mueve, no ha entrado la marcha ... punto muerto otra vez ... levanto el pie del embrague ... solo que en vez de punto muerto he metido primera y el coche se cala. Y ese es justo el movimiento que me faltaba para estropearlo. Me entraron ganas de darme la vuelta y preguntarle "aquí ya la he cagado del todo ¿verdad?".

En resumidas cuentas, mi suspenso estrepitoso ha sido una mezcla de mala suerte con el recorrido y un cóctel de mis puntos débiles. El examen lo he suspendido yo solita, que conste, me he equivocado en todo lo que me podía equivocar y en alguna cosa más que el examinador no se ha dado cuenta. Lo bueno es que se cuales han sido mis fallos y lo malo, que no me han traicionado los nervios (siempre le podía haber echado las culpas a ellos).

Mi coach paterno-incondicional, que me quita la presión del aprobado, creo que sabía lo que iba a pasar, y aunque me animaba a aprobar, en el fondo lo estaba viendo, porque el nunca se equivoca. Y me ha preparado para ello, a él le daba igual el resultado, la estadística me acompañaba. Ya me veía con la L plantificada en el megane esta misma tarde (alguna más también lo veía, tenemos que revisarnos la vista acuérdate), pero no ha sido así, y lo mejor es que no ha pasado nada. No me ha tragado la tierra, no se ha parado el reloj, la vida sigue, los pájaros cantan y Jorge Javier ha vuelto a la T5. La semana que viene lo intentaré otra vez, y ya me dará igual, cuando tenga que aprobar pues lo haré y punto. Que pierdo mucha energía visualizando, animándome y controlando mis nervios el día antes. Que no he tenido vida en dos semanas más allá de las clases. Que no ha habido momento en el que no me montara como copiloto y fuera moviendo los pies y pensando en las marchas. Que paso, que cuando el mundo esté preparado para mi arte conductor pues aprobaré. Que en peores plazas he toreao.

Y como siempre hay que verle el lado positivo a todo, en parte me alegro de haber suspendido (pero solo un poquito ¿eh?), porque me he dado cuenta que estoy rodeada de gente extraordinaria. Gracias por vuestros mensajes de apoyo, por vuestros ánimos, por las dedicatorias en las redes sociales, por las llamadas y por estar pendiente de mi cada minuto desde ayer a las 9.30. Sois los mejores.

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