23 de marzo de 2009

Al volante

Regula el asiento. Los espejos. Tu espejo y el de dentro. ¿Ves bien detrás? Sube el volante. No tanto. Ahora el cinturón. Mano en la palanca de freno. Pie en el embrague. Freno. Acelerador. No te hagas un lío con los pies y los pedales. Arranca. Primera. Señaliza con los intermitentes. Levanta el pie. Despacio. Acelera. Ahora segunda. Pero no dejes de mirar. Cuidado con el freno. Mete tercera. No pises el embrague. Arrímate. Señaliza. Tuerce. Mira. Vuelve a mirar. Frena. Un stop, ¿no ves la línea? Levanta el pie. Despacio. Segunda. Tercera. Reduce que paramos ...

Os juro que yo no tengo desarrollados los sentidos para esto. O miro al frente o miro la palanca de cambio para meter segunda. Si miro por el espejo, dejo de mirar la carretera. No me puedo acordar de todo, si es que hasta se me ha olvidado cual es la derecha y cual es la izquierda. Y yo que pensaba que sería coser y cantar, porque todo el mundo tiene carnet. Pues no, ni coso ni canto. Piso embrague y acelero, luego freno, primera, señalizo y levanto el pie. Y vuelta a empezar.

Quién me mandaría a mi meterme en estos berenjenales, con lo bien que me iba montada en el urbano... en fin, embrague y freno. Punto muerto. Paramos el coche. Mañana más.

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